Ansiedad anticipatoria: ¿Cómo evitar que la ansiedad por el futuro nos impida vivir el presente?
La anticipación constante por eventos futuros y la preocupación por todo aquello que no podemos controlar genera una insatisfacción personal que es la detonante de la ansiedad anticipatoria. La psicóloga Patricia Ramírez explica que “los humanos nos creamos una serie de exigencias que nos hacen funcionar a un ritmo acelerado, pero que también materializan todo tipo de miedos y peligros que realmente no amenazan nuestras vidas”.
Hay una cita muy popular atribuida al Dalái Lama que explica el ritmo de vida y la mentalidad del hombre moderno, y esta dice: “lo que me sorprende más es el mismo ser humano. Porque sacrifica su salud para poder ganar dinero. Y luego sacrifica su dinero para poder recuperar su salud. Y luego está tan ansioso sobre su futuro que no disfruta del presente; el resultado es que no vive en el presente ni en el futuro; vive como si nunca fuera a morir y muere como si nunca hubiera vivido realmente.»
¿Qué es la ansiedad anticipatoria?
La psicóloga explica que “la ansiedad anticipatoria es la respuesta que damos las personas cuando nos sentimos amenazados”. Este último año marcado por la pandemia ha provocado que el sentimiento de ansiedad esté mucho más presente en el día a día de la sociedad. Por una parte, estaba el temor a contagiarse o que lo hiciera algún ser querido. Pero la amenaza, según explica Ramírez, no siempre tiene porqué poner en peligro nuestra vida. Muchas veces el riesgo puede ser irreal, como, por ejemplo, el miedo a hablar en público, el pánico a conducir o la preocupación constante por lo que nos deparará el futuro.
“La ansiedad anticipatoria tiene un compuesto biológico. Una sintomatología que emite nuestro cuerpo para decirnos que algo nos está pasando. Lo que ocurre es que la mente no distingue lo que es real de lo que no, y cuando ve que algo nos preocupa pone en marcha el sistema nervioso simpático”, explica. Este sistema es el que se encarga de dar las respuestas de huida o de ataque, de modo que se acelera el corazón, se dirige la sangre a los músculos periféricos (brazos y piernas) para poder correr, y secreta cortisol (hormona del estrés) y adrenalina.
Pero esta respuesta para podernos a salvo funcionaba muy bien cuando estábamos en la Prehistoria, ahora, sin embargo, es poco funcional por el tipo de estresores que nos envuelven. Entre los síntomas más frecuentes que pueden ayudar a identificar si sufrimos ansiedad son la sensación de ahogo, presión en el pecho, sequedad de boca, palpitaciones o el dolor en el estómago.
El problema de vivir en el futuro
Las personas se hallan muchas veces ancladas en el pasado, en los errores que cometieron, o en las relaciones que fallaron, y esto genera una gran angustia. También la necesidad de tener el controlar y la anticipación del futuro son otros impedimentos a la hora de disfrutar del presente. Preocupaciones que invaden la mente como que en un futuro no tengamos dinero suficiente, que el trabajo vaya mal o que una relación de pareja pueda terminar en ruptura. “Todo el día sentimos una angustia por controlar lo que no es controlable y esta es la base de la ansiedad”, apunta la experta.
Normalmente con la ansiedad anticipatoria, las personas dejamos de estar en el presente porque lo consideramos muy efímero. El instante actual no se valora lo suficiente porque está la idea de que es inagotable, y que siempre habrá oportunidad de vivirlo plenamente en otro momento. Sin embargo, ese plan de disfrute lo reservamos para el yo del futuro. “Siempre pensamos que en el futuro vamos a tener la oportunidad de ser más felices, de comer mejor o para ser más cariñosos”, apunta Ramírez.
Hay muchas maneras de combatir la ansiedad anticipatoria. En primer lugar, hacer un trabajo de análisis, saber de dónde proviene esa sensación y si esta corresponde a un peligro real o no. También hay que tener en cuenta si es algo que podemos controlar. Para aquello sobre lo cual tenemos poder de acción, lo más recomendable es “tomar cartas en el asunto” y buscar una solución. Sin embargo, para lo que se escapa de nuestro control, Ramírez señala que lo mejor es hacer un trabajo interno de aceptación y aprender a vivir con ello.
También es muy aconsejable tratar de relajar la mente a través del cuerpo. Las técnicas de relajación muscular, meditación o el ejercicio físico diario ayudan a combatir el estrés y por ende la ansiedad anticipatoria, haciendo que los neurotransmisores funcionen mejor. Aunque también muchas personas lo que necesitan es desahogarse y compartir lo que necesitan con los demás. “La falta de socialización muchas veces lo que intenta es evitar poner el foco de atención sobre nosotros mismos y nuestros problemas”, subraya Patricia Ramírez.
La implicación en actividades y hobbies nuevos y la adopción de una rutina que nos haga sentir mejor son otras de las recomendaciones. Practicar hábitos de vida saludable o estar en contacto con los nuestros seres queridos nos ayudan a entretener nuestra mente y alejarla de los pensamientos negativos o de los problemas.
Cómo combatir la ansiedad anticipatoria
Hay muchas maneras de combatir la ansiedad anticipatoria. En primer lugar, hacer un trabajo de análisis, saber de dónde proviene esa sensación y si esta corresponde a un peligro real o no. También hay que tener en cuenta si es algo que podemos controlar. Para aquello sobre lo cual tenemos poder de acción, lo más recomendable es “tomar cartas en el asunto” y buscar una solución. Sin embargo, para lo que se escapa de nuestro control, Ramírez señala que lo mejor es hacer un trabajo interno de aceptación y aprender a vivir con ello.
También es muy aconsejable tratar de relajar la mente a través del cuerpo. Las técnicas de relajación muscular, meditación o el ejercicio físico diario ayudan a combatir el estrés y a que los neurotransmisores funcionen mejor. Aunque también muchas personas lo que necesitan es desahogarse y compartir lo que necesitan con los demás. “La falta de socialización muchas veces lo que intenta es evitar poner el foco de atención sobre nosotros mismos y nuestros problemas”, subraya Patricia Ramírez.
La implicación en actividades y hobbies nuevos y la adopción de una rutina que nos haga sentir mejor son otras de las recomendaciones. Practicar hábitos de vida saludable o estar en contacto con los nuestros seres queridos nos ayudan a entretener nuestra mente y alejarla de los pensamientos negativos o de los problemas.
Disfrutar de los pequeños momentos
Un aspecto que la psicóloga pone en valor es que hay que tomar conciencia de que nuestro yo del presente fue una vez nuestro “yo idealizado del futuro”. “Muchas veces nos damos cuenta de que todo lo que habíamos planificado tiempo atrás no se ha cumplido o no hemos logrado lo que nos habíamos propuesto”, plantea Ramírez. Generalmente se deposita la esperanza en las capacidades del yo del futuro, en lo que podremos hacer más adelante. Y a la larga, nos olvidamos de vivir el momento presente.
“El momento actual es aquel que te va a dejar huella. El sabor de la vida son los pequeños momentos. La gente tiene ansiedad porque lo quiere todo, rápido y corriendo. Y no se da cuenta de que mientras corren dejan de vivir todo lo que sucede en ese instante”, concreta Ramírez. En la vida hay que disfrutar del ahora, sin dejar de pensar en lo que pueda pasar en un rato, pero, ya que estamos en este momento, lo vivimos plenamente.
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